Nuestro propósito y quienes lo encarnan
Herencia de las Encrucijadas está formada por caminantes que honran la raíz afro-brasileña y cultivan una espiritualidad respetuosa con la vida. Conoce al equipo que sostiene el templo — visible y digital — y descubre la historia que nos trajo hasta aquí.

Herencia de las Encrucijadas
Nacimos para integrar la herencia afro-brasileña a la vida cotidiana europea, cuidando la dignidad de todos los seres y sustituyendo los sacrificios por ofrendas simbólicas, canto y servicio comunitario. Somos un templo vivo — presencial y digital — donde cada persona puede explorar su propósito con acompañamiento ético, ritual y formativo.
Conoce a las dos almas que sostienen este camino y le dan forma todos los días.

¿Te inspira su fuerza? Explora el Camino guiado por Mónica y da tu primer paso hacia la transformación.
Conocer el Camino🧕 Mónica | Fundadora, sacerdotisa del cambio y tejedora de senderos
Mónica es fuerza en movimiento, verbo encarnado y corazón de la tribu. Mae de santo, tarotista, profesora de yoga, Majé del Rapé… muchos nombres para una sola alma que ha vivido muchas vidas en una. Nacida con una sensibilidad espiritual que solo más tarde aprendió a escuchar, su camino ha sido una danza constante entre el fuego y el renacimiento. Como ella misma dice, ha caído y ha vuelto a levantarse tantas veces que su alma aprendió a volar entre los escombros.
Co-fundadora y actual directora de Herencia de las Encrucijadas, Mónica es la mente organizadora y la energía impulsora del proyecto. Es quien crea las clases, acompaña al público, estructura los rituales y pone orden en el caos sin apagar su magia. Pero, sobre todo, es quien sostiene —con el cuerpo, la palabra y el alma— un nuevo paradigma espiritual que respeta la vida, honra la herencia afrobrasileña y desafía los viejos mandatos.
Porque Mónica no llegó aquí por casualidad. Buscaba algo más. Y ese “algo más” se convirtió en una forma de vida que hoy le es inseparable: no concibe su día sin preguntarse qué le estará diciendo el viento, si Oya anda inquieta o si hay que encender velas para limpiar lo denso. La espiritualidad afrobrasileña le dio raíces, y la filosofía del yoga le enseñó a respirar incluso en medio de la tormenta.
Mónica ha atravesado duelos, rupturas, traumas y pérdidas que marcaron su carne y su espíritu. Pero lejos de victimizarse, transformó todo ese dolor en medicina. Esa experiencia encarnada es lo que le permite hoy acompañar a otras personas desde un lugar real, sin juicio ni condescendencia. Lo ha vivido. Lo ha sentido. Y sabe que se puede salir. Por eso insiste: que nadie te diga que no puedes. Prueba, cambia, insiste. Hasta que salga.
Dice que su manía es la impulsividad. Pero en esa llama también reside su don: crear sin parar, moverse rápido, tomar decisiones cuando otros dudan. Y reír. Porque, a pesar de todo, Mónica no ha perdido el humor. Basta con un vídeo absurdo de un gato bailando para que suelte una carcajada que lo limpia todo.
Si te cruzas con ella, lo más probable es que sientas que puede ayudarte. No desde un pedestal, sino desde la tierra. Desde la verdad de quien no predica, sino que vive lo que enseña. Es hija del cambio, sí. Pero también guardiana del umbral entre mundos. Y cuando habla, el viento escucha.
“Donde el viento ruge, yo escucho.
Donde el caos arde, yo danzo.
Soy hija del cambio, guerrera del alma,
guardiana del umbral entre mundos.”
🧔 Fabio | Fundador, guía oracular y tejedor de caminos digitales
Nacido en Italia (1987), Fabio es alma de raíces profundas y alas inquietas. Desde pequeño, el mundo invisible le susurraba verdades que solo algunos podían sentir. Fue su tía, practicante de Candomblé, quien encendió la primera chispa. Desde entonces, su búsqueda espiritual ha sido intensa, incansable y reveladora, atravesando tradiciones afroamericanas, magia europea y sabidurías hebreas. Hoy, camina al servicio de lo sagrado en la forma que tomó cuerpo en su vida: la Umbanda, la Kimbanda y el Batuque.
Fabio es uno de los fundadores de Herencia de las Encrucijadas. Pero más allá de los títulos, su papel es el de visionario práctico: es el que escucha a los guías, construye los caminos digitales, cuida cada rincón del templo virtual y atiende con devoción a quien se acerca con el corazón abierto. Su don oracular se ha pulido con los años, y hoy es su forma más íntima de ayudar: escuchando, interpretando y recordando a cada persona que dentro de sí ya habita toda respuesta.
Para Fabio, HDE no es solo un proyecto espiritual, sino una forma de activismo profundo y respetuoso con la vida. Nació de una necesidad vital: romper las estructuras piramidales y jerárquicas que durante siglos han asfixiado la libertad espiritual. Su sueño es crear un espacio donde crecer no sea escalar, sino florecer juntos. Donde la herencia afroamericana se integre sin miedo con lo europeo, creando algo nuevo sin traicionar lo ancestral.
Apasionado, irreverente y profundamente conectado a sus guías espirituales, Fabio lleva el fuego de los que no temen cambiar las cosas desde adentro. Dice que su frase guía es “Raíces en el pasado, alas en el presente”, y en él esa idea se vuelve real: respeta lo antiguo sin fosilizarlo, y se atreve a transformar sin olvidar.
Quienes lo conocen suelen decir que Fabio ve señales en todo. Para él, la vida es un oráculo constante que habla en símbolos, sincronicidades y chistes cósmicos. Sabe que el humor también es un camino a lo sagrado, y que ningún ritual está completo si no incluye una carcajada, una vela encendida y una pizca de rebeldía amorosa.
Hoy, si lo buscas, probablemente lo encuentres entre líneas de código, preparando una lectura del oráculo Belline o compartiendo sabiduría con quien llega a la comunidad con preguntas en el alma. Sentado sobre un tocón de madera, rodeado de velas, siempre con su preto velho cerca, Fabio es hijo del que habla entre los mundos y baila en la encrucijada. Y desde ahí, sigue abriendo caminos.
Laroyê Bará. Que nunca falte el camino, ni la risa, ni la fe.

¿Te resuena su historia? Agenda una consulta oracular con Fabio y recibe orientación personalizada.
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